Tim Walz, un vicepresidente para tomarse una cerveza y tener una conversación con sentido común

El gobernador por Minnesota, Tim Walz.AP

Es la definición de un tipo normal, que equilibra, tanto de manera ideológica como personal, el perfil de la candidata Kamala Harris.

Si el tópico de que «los estadounidenses votan como presidente a la persona con la que les gustaría tomarse una cerveza», se puede aplicar al vicepresidente, Kamala Harris ha acertado en la elección de su número dos en el asalto a la Casa Blanca.

Tim Walz es la definición de un tipo normal, que equilibra, tanto de manera ideológica como personal, el perfil de la candidata demócrata. Es de la región conocida como el Medio Oeste, al igual que su rival republicano, J.D. Vance, pero él representa mucho mejor la imagen de esa parte de EEUU de gente tranquila, trabajadora, y que supone la personificación del sentido común.

Para ver si esa visión del Medio Oeste aún está en vigor, o si, por el contrario, la que impera es la de la frustración, crisis social y xenofobia de Vance, habrá que esperar a noviembre para saberlo. Pero la diferencia es obvia. Vance es como Elon Musk -alguien con lengua afilada presto a usarla en beneficio del sarcasmo-; Walz, como Warren Buffett, el quinto hombre más rico del mundo, de Nebraska, que suela hablar como un tipo de la calle, siempre con sentido común, pero que es capaz de triturar a sus rivales y, sobre todo, de ganar miles de millones de dólares. La discreción de Walz ha jugado también un papel importante a la hora de ser elegido, porque está claro que con su personalidad no va a quitar el protagonismo a su jefa.

No todo va a ser un lecho de rosas para Walz. Los mayores disturbios raciales del último medio siglo de EEUU comenzaron en Minnesota en 2020, con el asesinato del afroamericano George Floyd por el policía blanco Derek Chauvin. El gobernador fue acusado alternativamente de no haber hecho lo suficiente para frenar la violencia policial o de no haber actuado a tiempo para frenar los saqueos y protestas, que se extendieron al país y causaron decenas de muertos. Minnesota fue, también, el estado en el que se produjo uno de los mayores fraudes en las ayudas del Covid-19.

Harris apoyó las protestas, mientras que Walz, que gobernaba, tuvo que hacer encaje de bolillos. Su diferente actitud es también consecuencia de que sus trayectorias vitales no podrían ser más opuestas. La vicepresidenta es multicultural, multirracial, urbana, casada, divorciada y hasta ex novia famosa -y controvertida- del entonces alcalde de San Francisco, Willie Brown, 31 años mayor que ella. Y su ideología es cambiante.

La cara opuesta de Harris

Walz es todo lo contrario. Si Harris nació en Berkeley -junto a la Universidad de ese nombre en la que estudió, entre otros, Rodrigo Rato-, su candidato a reemplazarla en el cargo de vicepresidente llegó al mundo en West Point, un pueblo de 3.500 habitantes en el noreste de Nebraska, junto a Iowa, en mitad de la pradera, una región conservadora, agrícola y tradicional que podría compararse a Tierra de Campos solo que reemplazando el trigo por el maíz. La familia de Harris era multiétnica -padre negro inmigrante de Jamaica, madre inmigrante de India-, intelectual -él era doctor en Economía; ella, en Endocrinología- y hasta multicultural -monaguillo de la Iglesia Anglicana e hindú, respectivamente-. La madre de Walz era ama de casa; el padre, director de instituto. Los dos descendían de inmigrantes alemanes y eran protestantes luteranos.

Sólo ese origen marca una diferencia de talante más que considerable, que después continúa a lo largo de las vidas de Harris y Walz. En sus 60 años de vida -nació el mismo año que Harris, pero aparenta más edad de la que tiene-, el candidato a vicepresidente ha sido profesor de instituto, entrenador de fútbol americano y ha servido en la Guardia Nacional durante 28 años y en la Cámara de Representantes durante 12, en representación de un distrito agrícola y rural del sur de Minnesota, cerca de Nebraska.

Todo eso le cualifica, en teoría, como el contrapeso perfecto a Harris parar reforzar el voto demócrata en los estados del Cinturón del Óxido -Wisconsin, Michigan, y Pennsylvania- sin los que ese partido parece abocado a perder la carrera hacia la Casa Blanca. El gobernador de Minnesota también es conocido por tener armas de fuego y cazar, lo que le hace más cercano al voto rural y de clase media-baja y baja blanca, que prefiere a Donald Trump o a Joe Biden a la muy urbanita Harris. Minnesota es, además, un estado en gran parte rural, lo que puede ayudar a los demócratas a arañar votos en el campo, que es totalmente republicano. Finalmente, el mercado de la televisión de la mitad oeste de Wisconsin está dentro del de Minnesota, lo que hace que el nuevo candidato sea bien conocido en ese estado, en el que Harris y Trump están empatados y que será uno de los que decida la presidencia.

Y, a lo largo de su carrera, Walz ha ido girando a la izquierda, lo que es útil para que Harris reponga sus relaciones con ese sector del Partido Demócrata que prefiere a Biden. Cuando entró en política, contó con el apoyo de la Asociación Nacional del Rifle, el lobby de las armas en EEUU. Como gobernador de Minnesota, ha sancionado leyes que han endurecido el control de las armas de fuego en su estado, que han considerado al aborto «un derecho fundamental» en Minnesota -algo clave para el voto demócrata- y que ha defendido que los inmigrantes indocumentados puedan conseguir permisos de conducir, lo que en EEUU equivale prácticamente a darles un DNI, ya que ese país no tiene tarjeta nacional de identificación y ese papel lo suele desempeñar ese documento.

Nota tomada de: EL Mundo