
Los celulares han mejorado nuestras vidas, pero la ciencia lo tiene claro: cada vez es más difícil concentrarnos
Lo sabemos: la tecnología ha cambiado radicalmente la forma en la que interactuamos con nuestro entorno. Desde la forma en la que controlamos los dispositivos en nuestro hogar hasta nuestras relaciones con otros a través de las redes sociales. No solo eso, según diversos estudios, también ha afectado nuestra capacidad de concentración y para aprender cosas nuevas. Por ejemplo, una encuesta realizada por el King’s College de Londres en 2023, citada por Gizmodo, reveló que el 49% de las personas siente que su atención es más corta que antes, mientras que el 50% admite que revisa constantemente su teléfono incluso mientras realiza tareas importantes o está en el trabajo. La economía de la atención Otro estudio de la Universidad de California señala que el trabajador promedio consulta su correo electrónico hasta 77 veces a lo largo de su jornada. Todo lo anterior responde a un modelo de negocio llamado «economía de la atención«. De acuerdo con James Williams, extrabajador de Google, en entrevista para la BBC, dicho modelo es explotado por las empresas tecnológicas y busca aumentar el tiempo de engagement (la interacción de los usuarios) en aplicaciones y redes. De acuerdo con Williams, las empresas generan ingresos a medida que los usuarios pasan más tiempo navegando. «Muchas compañías se percataron de que existía ese recurso natural a su alrededor: la atención de la gente; si les das cosas gratis, puedes captar su atención y después vender más«, dijo. Para mantener la atención en las pantallas, las empresas diseñan sus productos con base en fundamentos psicológicos. En 2017, Sean Parker, cofundador de Facebook, comparó esto con «hackear» el cerebro. Hace que el usuario genere dopamina cada vez que alguien da «Me gusta» o comenta alguna publicación que ha hecho, lo que lo motiva a quedarse. «Explotamos una vulnerabilidad de la psicología humana«. Tim Wu, especialista en la neutralidad de internet, explica que actualmente las empresas compiten por captar la limitada atención de las personas. Es aquí donde entran en juego los algoritmos que aprenden sobre las preferencias de los usuarios y al mismo tiempo determinan lo que ven. «Quien se adentre en la mente de la gente gana… y los demás pierden«, señala. A esto hay que añadir el auge de los videos cortos que cada vez reducen la capacidad para ver contenido más extenso sin distraerse. Entonces, ¿qué se puede hacer? Según un informe de Fortune de 2024 citado por Psychology Today, casi la mitad de los miembros de la Generación Z desearía que los videos cortos no fueran un pilar en las redes sociales hoy en día. Además, muchos temen por su impacto en la concentración y la productividad. Al respecto, muchos activistas han buscado regular el funcionamiento de los algoritmos y buscan cambios que promuevan interacciones más conscientes de las redes sociales. En otras palabras: devolver a los usuarios el control sobre lo que quieren ver, cómo y cuándo hacerlo. Mientras esto ocurre, hay algunas estrategias que se pueden adoptar para evitar caer en una vorágine de distracción. Según Gizmodo, algunas son evitar la multitarea que disminuye la calidad del trabajo y alarga los plazos para completarlos. Otro consejo útil es aprovechar las horas en las que se tiene más energía para aumentar la productividad y evitar a toda costa las interrupciones tecnológicas (como trabajar lejos del teléfono siempre que se pueda). Nota tomada de: Xataka México