Ciudadanos de Estambul en un parque, tras los seísmos de este miércoles. Foto: Burak Kara (Getty) |
La población sale a las calles tras el sísmo de magnitud 6,2 y las réplicas sucesivas que hacen temblar los edificios pero sin causar víctimas mortales, según los primeros datos. Al menos 151 personas resultan heridas por saltar desde las alturas
Un fuerte terremoto de magnitud 6,2 ha sacudido Estambul, la ciudad más poblada de Turquía, este miércoles. El seísmo, que ha tenido al menos cuatro réplicas superiores a magnitud 4, ha provocado que la población se echase a la calle, escapando de los edificios que se han tambaleado durante unos 10 segundos. Aunque las primeras indagaciones indican que no se han producido víctimas mortales y que los daños han sido menores, el temblor ha extendido el miedo entre la población de una metrópolis que espera con aprensión un “Gran Terremoto”, pronosticado por los expertos en un país con importante actividad sísmica.
Según un comunicado de la Delegación del Gobierno en Estambul, 151 personas están siendo atendidas en diversos hospitales tras haber resultado heridas por “saltar desde las alturas llevadas por el pánico”, si bien “en ningún caso sus vidas corren peligro”. Dado el historial de terremotos del país, algunas personas en Turquía reaccionan ante los temblores saltando desde balcones o ventanas para evitar quedar atrapados entre los escombros en caso de que su edificio se derrumbe.
Según el Centro Sismológico Kandilli de Estambul, el terremoto empezó a las 12:49 hora local (una menos que en la España peninsular), fue de magnitud 6,1, y se presentó una profundidad de 13 kilómetros con epicentro en el mar de Mármara, a escasos 24 kilómetros de la costra de Silivri, distrito del extrarradio de la orilla europea de Estambul. El edificio en el que se encontraba este periodista, una biblioteca de dos plantas, comenzó a tambalearse de un lado al otro mientras se escuchaba un ruido similar al de un tren pasando por debajo. El terremoto se ha sentido también en las ciudades de Ankara y Esmirna, a más de 300 kilómetros, así como en Grecia y Bulgaria.
El Centro de Gestión de Catástrofes y Emergencias (AFAD) de Silivri ha pedido a los habitantes de ese distrito que “no regresen a sus hogares hasta un segundo aviso” de las autoridades y, al resto de los ciudadanos de Estambul, se les ha pedido que “no se acerquen” a edificios sobre los que haya sospecha de que puedan haber resultado dañados.
Media hora antes de este fuerte seísmo, uno de magnitud 4 había golpeado la misma zona y se pudo sentir por todo Estambul. Y al temblor principal le han seguido numerosas réplicas, al menos cuatro de ellas superiores a magnitud 4 (una incluso de magnitud 5,2), lo que ha provocado escenas de pánico. Todos estos temblores se han producido en parte de la Falla del Norte de Anatolia, que recorre el mar de Mármara justo al sur de la metrópolis de Estambul, con más de 16 millones de habitantes, y atraviesa la Región de Mármara, que concentra a uno de cada tres habitantes de Turquía y las principales industrias del país (produce el 45% de su PIB). En la memoria de todos está el terremoto de 1999, en esta misma zona, que provocó 17.000 muertos, y el de 2023, que provocó más de 50.000 muertos en el sudeste de Turquía.
El ministro de Transporte turco, Abdulkadir Uraloglu, ha precisado que, según los primeros datos, “no se han detectado daños en las redes ferroviarias, de carreteras, aeropuertos o metro”. Sin embargo, tras el temblor, las redes de telefonía móvil han fallado en los primeros minutos, lo que ha sido muy criticado en las redes sociales, donde diversos usuarios han criticado a las empresas telefónicas y al Gobierno por no haber aprendido la lección del terrible seísmo de 2023, cuando también la telefonía móvil falló estrepitosamente, dificultando los trabajos de rescate.
“He recibido información actualizada de los ministros, de la dirección de AFAD y de la Delegación del Gobierno de Estambul. Gracias a Dios, por el momento no hay ninguna situación grave”, aseguró el presidente turco, Recep Tayyip Erdogan.
Turquía celebra este miércoles el Día de la Infancia y la Soberanía Nacional, una jornada festiva en la que, además, está haciendo buen tiempo. Muchos habitantes de Estambul estaban ya en la calle cuando ocurrió el primero de los seísmos, una circunstancia que puede haber ayudado a evitar víctimas.
El ministro de Interior, Ali Yerlikaya, ha confirmado que no se han recibido llamadas sobre derrumbes de edificios en el teléfono de emergencias 112, y lo mismo han corroborado representantes del Ayuntamiento Metropolitano de Estambul, que cuenta con su propia línea telefónica.
La cadena NTV ha mostrado un edificio de tres plantas que sí se ha venido abajo, pero, según ha certificado el alcalde del distrito de Fatih, Mehmet Ergün Turan, en declaraciones a ese medio, se trataba de una estructura abandonada y en ruinas. En esa zona también se ha registrado un herido: un individuo que ha saltado por la ventana de su vivienda por miedo al terremoto.
La misma cadena de televisión ha mostrado como equipos del ayuntamiento de este distrito, enclavado en el interior de las murallas de la antigua Constantinopla, se han desplazado a los barrios de Fener y Balat para comprobar el estado de numerosos edificios que ya estaban en mal estado de conservación y cuya estructura ha dañado el terremoto.
La oposición ha criticado que, precisamente, los encargados de la preparación de Estambul de cara a un gran terremoto, entre ellos el depuesto alcalde Ekrem Imamoglu, están ahora mismo en prisión, tras ser detenidos el mes pasado y acusados de corrupción y apoyo a organización terrorista. “Nuestra mayor tristeza es no poder estar con ustedes en este día tan difícil como administradores y urbanistas que han dedicado sus vidas a la planificación de catástrofes en Estambul y que han luchado por este propósito”, afirmó Imamoglu en un mensaje tras reunirse con sus abogados en la prisión de Silivri, en la que se encuentra. El exalcalde, además, instó al Gobierno de Erdogan a trabajar junto al Ayuntamiento (en manos de la oposición socialdemócrata), para realizar “un estudio exhaustivo” sobre la situación de Estambul y la necesidad de reformas estructurales.
Desde el grave terremoto de 2023, el Ayuntamiento Metropolitano ha abierto un proceso por el cual los habitantes pueden pedir que sus edificios sean inspeccionados. De momento, se ha solicitado para 160.000 edificios y ya se han realizado análisis en 35.000. De ellos, se ha detectado que 1.556 podrían venirse abajo en un terremoto, pero únicamente se han derribado 178.
Con todo, esto es solamente la punta del iceberg. Los cálculos del propio Ayuntamiento de Estambul y del Gobierno central indican que entre 500.000 y 600.000 edificios ―es decir, la mitad del parque inmobiliario de Estambul― podrían ser peligrosos en caso de un seísmo que superase la magnitud 7. Los expertos, de hecho, pronostican alta probabilidad de que se produzca uno de entre 7 y 7,6 en las próximas décadas. Pero uno de los problemas que retrasa este proceso de renovación del parque inmobiliario son los elevados precios de la vivienda: muchos propietarios temen solicitar un análisis al Ayuntamiento porque, en caso de que se ordene el derribo o reparaciones estructurales, les resultaría imposible pagar un alquiler, comprar otra vivienda o afrontar la renovación.
Nota tomada de: El País