«Digan lo que quieran, hagan lo que quieran, pero esta toma de posesión no la pudieron impedir»: el desafiante discurso de Maduro tras asumir su polémico tercer mandato

Pie de foto, Maduro juró como presidente ante el presidente de la Asamblea Nacional chavista, Jorge Rodríguez. Nicolás Maduro se juramentó este viernes 10 de enero para un tercer mandato como presidente de Venezuela pese a las denuncias de fraude de la oposición y de gobiernos internacionales. Tras prestar juramento ante el presidente de la Asamblea Nacional oficialista, Jorge Rodríguez, en su sede de Caracas, Maduro pronunció un largo discurso en el que revindicó su figura y la legitimidad de su nuevo mandato presidencial, que la oposición, Estados Unidos, la Unión Europea y muchos países de América Latina niegan. Maduro acusó a los «traidores» venezolanos de tratar de «convertir la juramentación (…) en una guerra mundial», pero, según él, «esta toma de posesión constitucional venezolana no la pudieron impedir y es una gran victoria venezolana». «El poder de Estados Unidos, junto a sus esclavos en América Latina, convirtieron la elección de Venezuela en una elección mundial. Y se la ganamos», dijo Maduro. El líder oficialista broméo varias veces con la posibilidad de la llegada del candidato opositor Edmundo González, que reivindica que fue él el verdadero ganador de las elecciones de julio y había anunciado su intención de regresar a Venezuela para tomar posesión como presidente del país. «¿Ya llegó?», preguntó en tono jocoso, en medio de las risas de los invitados al acto en el Palacio Legislativo de Caracas. Maduro acusó a «los gobiernos de la derecha fascista maltrecha de América Latina» de estar «desquiciados» y «botando baba de odio» por su incapacidad para sacarlo del poder. «No aprendieron de la experiencia Guaidó», dijo en referencia al político opositor reconocido en 2019 como presidente interino del país por Estados Unidos y gran parte de los países de la Unión Europea y América Latina. El líder chavista también apuntó al presidente argentino, Javier Milei. «La extrema derecha sionista encabezada por un sádico social como Javier MIlei con ayuda del imperio norteamericano creyó que podrían imponerle a Venezuela un presidente», dijo Maduro. La polémica en torno a la juramentación de Maduro Pie de foto, La jura de Maduro se produjo en un ambiente de tensión y con un gran despliegue de seguridad en Venezuela. La investidura de Maduro ocurrió a pesar de las denuncias de fraude de la oposición, que reivindica la victoria del candidato Edmundo González en las elecciones del 28 de julio de 2024 y ha sido reconocido como presidente electo por otros países. Maduro se juramentó en medio de una atmósfera de tensión, un día después de que la líder de la oposición, María Corina Machado, fuera detenida y minutos después liberada tras convocar protestas contra la investidura de Maduro en todo el país. La oposición asegura que González obtuvo casi el 70% de los votos, según el 80% de las actas de escrutinio publicadas por la alianza antichavista. Sin mostrar los comprobantes electorales, el Consejo Nacional Electoral (CNE), controlado por el oficialismo, afirmó que el aspirante a la reelección se impuso con el 52% de los votos. Los presidentes de Cuba y Nicaragua, Miguel Díaz Canel y Daniel Ortega, respectivamente, fueron los únicos mandatarios de la región que asistieron a la toma de posesión, luego de que la mayoría de los gobernantes cuestionaran los resultados electorales y el acto de investidura de Maduro. La mayoría de los gobernantes de América Latina se negó a asistir, incluidos aliados del gobierno de Maduro como los presidentes de Colombia, Gustavo Petro, y Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva. Nota tomada de: BBC News

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La oposición se lanza a la calle en Venezuela para protestar contra la toma de posesión de Maduro

Pie de foto, Los opositores exigen que se reconozca la victoria de Edmundo González en las elecciones del 28 de julio de 2024. Simpatizantes de la oposición venezolana salieron a las calles este jueves en respuesta al llamado de su líder, María Corina Machado, para protestar contra la toma de posesión del presidente Nicolás Maduro prevista para este viernes. Un día antes de la investidura presidencial, el gobierno de Maduro respondió con un amplio operativo de seguridad que incluyó la instalación de puestos de control de cuerpos de seguridad para disuadir las concentraciones y manifestaciones a favor del chavismo en los mismos lugares convocados por la oposición. «Maduro tiene por delante la decisión sobre su final. Si pretende quedarse por la fuerza, se encontrará con una situación tremendamente adversa», dijo recientemente Machado en una entrevista con BBC Mundo. La líder opositora prometió participar en las marchas de Caracas, lo que marcaría su regreso a las calles tras permanecer en la clandestinidad desde finales de agosto, en medio de la ola de detenciones de ciudadanos comunes y dirigentes opositores. Machado está acusada de «traición a la patria» y podría ser detenida. La oposición reivindica el triunfo del candidato Edmundo González en las elecciones del pasado 28 de julio con 70% de votos, tras haber publicado la mayoría de las actas de votación. Sin embargo, el Consejo Nacional Electoral, afín al oficialismo, dio por ganador a Maduro sin publicar los resultados. Estados Unidos y la mayoría de los gobiernos de la región cuestionaron la victoria de Maduro y algunos incluso reconocen a González como presidente. Pie de foto, Simpatizantes del chavismo también salieron a las calles este jueve 9 de enero. A pesar de ello, el gobierno ha señalado que Maduro asumirá un tercer mandato este viernes 10 de enero, en una ceremonia de investidura en el Palacio Federal Legislativo, sede del Parlamento unicameral venezolano, dominado por el chavismo. En las ciudades de Maracaibo y Maracay las protestas de la oposición fueron dispersadas rápidamente por funcionarios policiales y militares, mientras que en el centro de Valencia se dispararon bombas lacrimógenas, reportó la agencia de noticias Reuters. Los partidarios de la oposición también se reunieron en San Cristóbal, cerca de la frontera con Colombia. Maduro cuenta con el respaldo del alto mando militar y los cuerpos de inteligencia policial y militar, mientras que González, que en septiembre abandonó el país por las amenazas de arresto y se instaló en España, emprendió una gira internacional, en la que varios gobiernos de la región y de Estados Unidos le expresaron su apoyo. Tras el anuncio del triunfo de Maduro hace cinco meses, estallaron manifestaciones en las que fueron detenidas unas 2.000 personas, según el gobierno. González ha dicho reiteradamente que regresará al país para asumir el cargo de presidente, a pesar de que el gobierno de Maduro emitió una orden de arresto en su contra y ofreció una recompensa de US$100.000, sin dar detalles de cómo podría lograr volver y asumir el cargo ante la Asamblea Nacional el viernes. Nota tomada de: BBC News

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El gobierno de México enviará un representante a la toma del dictador Maduro

Claudia Sheinbaum habló del tema en conferencia de prensa. (EFE/Mario Guzmán) Claudia Sheinbaum anticipó que no será ella quien acuda a la asunción de Maduro en Venezuela El 10 de enero de 2025, el dictador venezolano Nicolás Maduro acudirá a la Asamblea Nacional para jurar como mandatario reelecto, luego de que el Consejo Nacional Electoral (CNE) lo proclamara ganador en los comicios el 28 de julio. Ante esto, la presidenta de México, Claudia Sheinbaum Pardo, fue cuestionada en su conferencia matutina respecto a si recibió alguna invitación para acudir a la toma de protesta de Maduro. En respuesta, la titular del Ejecutivo Federal refirió que no será ella quien visite el país sudamericano para la asunción del dictador, sino que “va a ir una representación” o, en todo caso, el embajador de México en Venezuela, cargo que actualmente ocupa Leopoldo de Gyvés de la Cruz. Previamente, el 13 de diciembre, Sheinbaum Pardo indicó en su rueda de prensa matutina que hasta esa fecha no habían recibido ninguna invitación para el acto con el que Maduro será juramentado para un nuevo sexenio. Cabe recordar que Maduro fue invitado a la toma de posesión de Claudia Sheinbaum como la primera presidenta de México, ocurrida el pasado 1 de octubre. No obstante, el dictador venezolano optó por no acudir a la ceremonia y, en su lugar, la felicitó en un mensaje público. “Felicito a este noble pueblo, a su presidenta electa Claudia Sheinbaum, al partido Morena, al PT y a los movimientos sociales”, fueron las palabras que compartió Maduro en su cuenta de X. A través de la misma red social, Sheinbaum respondió: “Muchas gracias por la felicitación. Fue una gran jornada democrática y participativa de nuestro pueblo”. A principios del mes de agosto, María Corina Machado, una de las más relevantes figuras de la oposición venezolana, le solicitó a Sheinbaum Pardo que respaldara el llamado a Maduro para reconocer el supuesto triunfo de Edmundo González Urrutia en las elecciones del 28 de julio. “El actual gobierno de México (del presidente Andrés Manuel López Obrador) y el que ahora comienza (de Claudia Sheinbaum Pardo), tiene canales abiertos con Maduro y creo que es muy importante hacerle entender a Maduro que es mejor opción realmente es una transición negociada”, comentó Machado en entrevista con Ciro Gómez Leyva en aquel entonces. No obstante, la ahora mandataria mexicana evitó emitir un pronunciamiento al respecto, pues aseguró que no le correspondía a ella, sino que “para eso hay organismos internacionales”. Sumado a ello, Sheinbaum Pardo consideró que la petición de Machado fue fruto de una “trampa” por parte del entrevistador. Nota tomada de: Infobae

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«Transición negociada»: Maduro recibirá «salvoconductos» para dejar el poder, garantiza María Corina Machado

La oposición asegura que su candidato, Edmundo González Urrutia, ganó la elección con el 67% de los votos y presenta como prueba un sitio web con copias de más del 80% de las actas escaneadas. Foto: EFE La líder opositora venezolana afirmó que «estamos decididos a avanzar en una negociación» «Garantías, salvoconductos e incentivos»: es la oferta que la líder opositora María Corina Machado pone sobre la mesa al presidente Nicolás Maduro para una «transición negociada» del poder, en medio de su denuncia de fraude y certeza de la victoria de la oposición. Desde la clandestinidad, a la que pasó desde la semana pasada por temor a su vida, Machado respondió por notas de voz a un cuestionario enviado por la AFP a través de su equipo. La líder opositora habla de una «negociación para la transición democrática», que «incluye garantías, salvoconductos e incentivos para las partes involucradas, en este caso el régimen que fue derrotado en esa elección presidencial«. «Estamos decididos a avanzar en una negociación», insiste la dirigente de 56 años. «Será un proceso de transición complejo, delicado, en el cual vamos a unir a toda la nación». El Consejo Nacional Electoral (CNE), acusado de tener línea oficialista, proclamó vencedor a Maduro con 52% de los votos, aunque no publicó el detalle del escrutinio alegando su sistema fue jaqueado. La oposición asegura que su candidato, Edmundo González Urrutia, ganó la elección con el 67% de los votos y presenta como prueba un sitio web con copias de más del 80% de las actas escaneadas. El chavismo lo desestima y dice que es forjado. El presidente ha pedido a la corte suprema que «certifique» los comicios, un proceso que la oposición y académicos consideran improcedente. «Maduro perdió completamente, absolutamente, la legitimidad», insiste Machado. «Todos los venezolanos y el mundo sabemos que Edmundo González ganó de manera arrolladora y que Maduro pretende imponer el fraude más grande de la historia de este país. Pero no lo va a lograr». «Yo me siento profundamente orgullosa de lo que hemos hecho, de lo que ha hecho la sociedad venezolana, superando todos los obstáculos en la elección más desigual y arbitraria en cuanto a los abusos y atropellos del régimen», añade. Maduro, con el acta que lo proclama presidente reelecto. Foto: Ronald Peña R. | EFE Machado asumió el liderazgo de la oposición mayoritaria cuando en octubre pasado arrasó en las primarias para enfrentar a Maduro. Pero una inhabilitación política le impidió participar. González Urrutia, un diplomático de 74 años desconocido hasta ese momento, fue inscrito in extremis entre obstáculos a otras opciones. «Somos un equipo, un bloque indisoluble», sostiene Machado, que fue cerebro, rostro de la campaña opositora. González Urrutia lleva más de una semana sin aparecer en público pero no ha dicho si está en la clandestinidad. «Está trabajando durísimo todos los minutos del día en lograr mayores respaldos y avanzar en los procesos dentro y fuera del país necesarios para hacer valer su su elección como presidente», asegura Machado. La reelección de Maduro ha sido cuestionada por Estados Unidos, la Unión Europea y varios países de América Latina. Brasil, Colombia y México, con gobiernos de izquierda y que impulsan un acuerdo entre las partes, insisten en la necesidad de publicar un escrutinio detallado. «Las fuerzas internacionales son corresponsables de lo que ocurre en Venezuela», señala Machado. «Es la hora que todos los gobiernos del mundo eleven su voz en contra de la represión y reconozcan la victoria de Edmundo González el domingo 28 de julio, y al mismo tiempo le hagan entender a Maduro que su mejor opción es una transición negociada». Una mujer sostiene una cartulina con el mensaje: «No somos terroristas» mientras espera con sus compañeros la llegada de la lideresa opositora María Corina Machado, a Caracas, Venezuela, el sábado 3 de agosto de 2024. Foto: AP Anunciado el resultado, estallaron protestas que dejaron al menos 24 muertos, según organizaciones de derechos humanos, y más 2.200 detenidos, de acuerdo con el propio Maduro, que alistó dos cárceles de máxima seguridad para encerrarlos. «Todos los venezolanos temimos por nuestra libertad y por nuestra vida, todos», confiesa. «Y estoy indignada con esta reacción brutal del régimen, pero estoy también serena y segura de que vamos a hacer valer la soberanía popular y que la verdad va a prevalecer». Y desestima la declaración de «lealtad absoluta» a Maduro del alto mando militar, al asegurar que muchos militares encargados de la custodia de centros de votación apoyaron la recolección de actas para su sitio web. «A Maduro lo único que le queda en este momento es atrincherarse alrededor de la generación de violencia y miedo, por una parte, y de un grupo muy reducido de militares de alto rango que no representan la aspiración de la inmensa mayoría de nuestras Fuerza Armada Nacional», sostiene. «Estoy absolutamente convencida que la inmensa mayoría de los ciudadanos militares, así como de los cuerpos policiales, anhelan un cambio a una Venezuela donde exista justicia, oportunidades y libertad», insiste. «El 10 de enero (de 2025, día de la toma de posesión), Venezuela tendrá en Edmundo González Urrutia su nuevo presidente y su nuevo comandante en jefe». Nota tomada de: El Universal

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Tensión en Venezuela: la autoridad electoral, bajo control chavista, da el triunfo a Maduro y la oposición lo rechaza

Maduro, este domingo, tras el anuncio del Consejo Nacional Electoral, en Caracas.Foto: FERNANDO VERGARA (AP) El CNE otorga al líder chavista el 51,2% de los votos frente al 44,2% de Edmundo González. Estados Unidos, la UE, Chile y Colombia cuestionan los resultados y piden un recuento transparente de todos los votos Venezuela vive horas de máxima tensión por la sospecha de fraude en las elecciones presidenciales que se han celebrado este domingo. La autoridad electoral de Venezuela, controlada por el chavismo, ha otorgado durante la madrugada de este lunes una victoria contundente a Nicolás Maduro, el actual presidente. Sin embargo, la poca transparencia exhibida durante el proceso ha alertado a la comunidad internacional. Estados Unidos, Europa y, de una manera muy contundente, Gabriel Boric, el presidente de izquierdas de Chile, han mostrado sus serias dudas sobre la veracidad de estos resultados. En las urnas estaba este domingo en juego la continuidad de 25 años de revolución bolivariana. La oposición, organizada alrededor de María Corina Machado, suponía una verdadera amenaza para la permanencia en el poder de Maduro, que llegaba muy desgastado a la cita por una crisis económica que ha llevado a emigrar a un cuarto de su población y por las continuas denuncias a su Gobierno por violaciones a los derechos humanos. Machado, inhabilitada para ser candidata por los tribunales también cooptados por el chavismo, le cedió su lugar a Edmundo González Urrutia, un diplomático jubilado, muy tímido, al que le costó aceptar el encargo. En poco tiempo de campaña, González se dio a conocer en todo el país y empezó a superar en las encuestas más fiables a Maduro. El chavismo se sintió en peligro. La oposición sabía que acudía en desventaja a las urnas. El chavismo controla todo el aparato del Estado, incluido el Consejo Nacional Electoral (CNE), el árbitro en las elecciones. Sin embargo, Machado pensaba que su ventaja era tal que Maduro no podría ocultarla, ni al interior del país, ni fuera, sobre todo frente a la Casa Blanca, con la que está en negociaciones por las sanciones económicas y el reconocimiento internacional de su Gobierno. El intento de que el chavismo se abriera a iniciar un proceso democrático y de transición estuvo presente durante toda la campaña electoral, auspiciado por Washington, pero también por Colombia, Brasil y Chile. El objetivo eran unos comicios libres y transparentes de los que saliese legitimado el ganador. La sensación es de desconcierto en estas primeras horas tras los resultados. El CNE anunció que, después de haber contado supuestamente el 80% de las actas, Maduro recibió el 51,2% de los votos, frente al 44,2 de González Urrutia. “Un resultado irreversible”, dijo el presidente de esa institución, Elvis Amoroso, amigo personal de Maduro y de la primera dama, Cilia Flores. Ni González Urrutia ni Machado reconocieron los resultados. En las horas previas, al poco del cierre de los centros electorales, el equipo de campaña opositor había hecho público que el CNE solo le había mostrado el 40% de las actas, a pesar de que había desplegado testigos por todo el país. Habían dejado de imprimirlas y transmitirlas. Desde ese instante la preocupación fue máxima entre los antichavistas. Jorge Rodríguez, operador político de Maduro, y Diosdado Cabello, la mano derecha del presidente, salieron poco después en público dando a entender que habían ganado las elecciones, aunque el escrutinio apenas había comenzado. Las sospechas de engaño vuelven a rondar una elección venezolana, como en 2018. Estados Unidos y Chile han sido los primeros países en cuestionar abiertamente el resultado. El secretario de Estado de Joe Biden, Antony Blinken, manifestó desde Tokio, donde se encuentra de gira, las “serias preocupaciones” de la Casa Blanca de que “los resultados anunciados no reflejen la voluntad o los votos del pueblo venezolano”. Gabriel Boric dijo que los resultados que publica la autoridad electoral venezolana “son difíciles de creer”. “La comunidad internacional y sobre todo el pueblo venezolano, incluyendo a los millones de venezolanos en el exilio, exigimos total transparencia de las actas y el proceso, y que veedores internacionales no comprometidos con el Gobierno den cuenta de la veracidad de los resultados. Desde Chile no reconoceremos ningún resultado que no sea verificable”, escribió en sus redes sociales el presidente chileno. Se sumó Colombia, que, a través de su canciller, Luis Gilberto Murillo, insistió en la necesidad de despejar “cualquier duda posible”. “Hacemos un llamado para que, a la mayor brevedad, se proceda con el conteo total de los votos, su verificación y auditoría de carácter independiente”, añadió. El alto representante de la Unión Europea (UE) para Asuntos Exteriores, el español Josep Borrell, afirmó que resulta “vital” para el proceso electoral el conteo “detallado de los votos y el acceso a las actas de las mesas”. Sobre Venezuela se cierne de nuevo el bloqueo político. La celebración de estas elecciones presidenciales se acordó en secreto entre Estados Unidos y el chavismo en Qatar como una forma de conducir el país hacia una normalidad democrática. A cambio de que Washington retirase sanciones y liberase a algunos presos, Maduro se comprometía a organizar unas elecciones libres y competitivas en las que la oposición pudiera concurrir en igualdad de condiciones. Ese pacto se refrendó después en Barbados, en un diálogo en el que también participaron los antichavistas. La idea era que de la contienda resultase un vencedor claro a ojos del mundo y Venezuela se reintegrase a los circuitos internacionales, en los políticos y los económicos. Por el momento, no lo hay. Los venezolanos se volcaron el domingo en unas elecciones que parecían históricas. La gente acudió en masa a los centros electorales a depositar su voto desde muy temprano, algunos incluso hasta esperaron en la puerta durante toda la noche, en sillas y con café. Gran parte del país no durmió. En las ventanas de los edificios de apartamentos palpitaba el reflejo gris de los televisores. Las radios permanecían encendidas. La gente, pendiente de las redes sociales. La crispación por una situación de máxima tensión no se tradujo…

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