Murió José “Pepe” Mujica, el ex guerrillero que llegó a presidente y se convirtió en símbolo mundial

El expresidente uruguayo José Mujica, murió a los 89 años (EFE/ Elvis González) El ex mandatario uruguayo falleció a los 89 años, enfermo de cáncer. Luchó contra el sistema político, estuvo preso 14 años pero se adaptó a las reglas del sistema democrático y se convirtió en su figura más popular. Su espacio político es desde hace décadas el más votado y el actual presidente, Yamandú Orsi, su delfín La muerte de José Mujica fue anunciada por el presidente uruguayo Yamandú Orsi. Desde hacía tiempo, el ex presidente (2010-2015), popularmente conocido como “el más pobre del mundo”, decía que era parte de una generación que se está yendo. Pero en abril del año pasado ese comentario dejó de ser un lugar común de un veterano sabio para convertirse en una realidad probable. “Con profundo dolor comunicamos que falleció nuestro compañero Pepe Mujica. Presidente, militante, referente y conductor. Te vamos a extrañar mucho Viejo querido. Gracias por todo lo que nos diste y por tu profundo amor por tu pueblo”, informó Orsi. En abril de 2024 Mujica llamó de forma sorpresiva a una conferencia de prensa para anunciar él mismo que tenía cáncer de esófago. Después de eso vinieron 32 sesiones de radioterapia, la desaparición de los indicios del tumor y una dolorosa recuperación con varias internaciones por los problemas para alimentarse que sufrió el histórico dirigente de la izquierda. Enfermo de cáncer, Mujica no dejó las actividades de militancia (MPP) Pero luego llegó la noticia que sonó como definitiva. Otra vez él mismo, en enero de 2025 y en este caso en una entrevista con Búsqueda, informó que su cáncer había hecho metástasis y dejó un mensaje de despedida a la población. “Hasta acá llegué”, dijo, y pidió que lo dejaran tranquilo, que no le solicitaran más entrevistas, que le dejaran atravesar la etapa final de su vida en su chacra, andando en tractor y recorriendo sus plantaciones. Ese pedido no se cumpliría. Debilitado, Mujica seguiría siendo parte de la vida política de Uruguay y en su chacra recibiría a presidentes, ex mandatarios, periodistas y artistas. También tendría tiempo para salir de su casa a actos militantes y para la asunción del nuevo Parlamento y el nuevo presidente de Uruguay. En esa entrevista, Mujica comentó que su vida fue “un poco una novela”, en la que la presidencia fue “una pavada”. Es que su historia es la de un viejo guerrillero, el héroe para miles y el villano de otros tantos, que se integró a la política formal y llegó al máximo cargo al que puede aspirar un dirigente. Pero no fue un presidente más de Uruguay: su forma de vida y su filosofía lo llevaron a ser un personaje atractivo en todo el mundo. Mujica junto a los ex presidentes Julio María Sanguinetti y Luis Alberto Lacalle, y el actual mandatario de Uruguay, Yamandú Orsi, en un evento por los 40 años de la democracia uruguaya (REUTERS/Martin Varela) Mujica murió este martes en su chacra de Rincón del Cerro, a las afueras de Montevideo. El domingo, día de las elecciones departamentales en Uruguay, no había podido ir a votar. “Está en una meseta, está a término”, dijo a Radio Sarandí su esposa, Lucía Topolansky. “Estoy hace más de 40 años con él y voy a estar hasta el final. Eso es lo que le prometí”, agregó. Su último deseo fue que sus restos se entierren en su chacra, donde también descansa uno de sus amores que también lo hizo distintivo: su perra de tres patas, Manuela. Mujica, el tupamaro: seis balazos y 15 años de cárcel El padre de Mujica murió cuando él tenía siete años y su madre, Lucy Cordano, fue la encargada de su crianza y también de la de su hermana menor. Vivían en una vivienda del Paso de la Arena, un barrio de clase media baja, ubicado en la zona semi rural de Montevideo, cerca de la chacra del final de sus días. José Mujica fue preso por primera vez en 1964 por robar el depósito de una fábrica de Montevideo. Lo hizo porque era tupa –un integrante del Movimiento de Liberación Nacional-Tupamaros, el principal grupo armado de Uruguay en la década de los 60– y había que juntar dinero para la organización. Estuvo en la cárcel más de ocho meses por hurto, según narra el libro Una oveja negra al poder, de Andrés Danza y Ernesto Tulbovitz. Mujica estuvo 14 años preso en la cárcel de Punta Carretas La segunda vez cayó en 1970 y 1972, cuando fue detenido por ser tupamaro y luego logró escaparse. En el 70 lo encontraron en un bar de Montevideo y Mujica amenazó con resistirse. Pero le dieron seis balazos que lo llevaron a estar cerca de la muerte. Otra vez escapó y otra vez volvió a caer. Su caída definitiva fue en agosto de 1972 y no saldría hasta marzo de 1985. Estuvo en la cárcel durante toda la dictadura militar del país, que se inició en 1973 y finalizó en 1985, cuando Julio María Sanguinetti asumió la Presidencia del país. En esa oportunidad fue catalogado como uno de los ocho jefes de los guerrilleros. Estuvo preso en un lugar sin ventilación ni colchones. Y se volvió loco: empezó a hablar con las hormigas, a tener delirios y terminó internado en el Hospital Militar. “A principios de los 80 me llevaron al Hospital Militar. Tenía una persecuta de la gran puta, no paraba de tener visiones y cosas así. Vino una psiquiatra a atenderme. Me dio un puñado de pastillas y nunca tomé ninguna”, contó en el libro. Pero la mujer recomendó que lo dejaran leer y escribir y su vida cambió por completo. Mientras le llevaba libros a su hijo prisionero, la madre de Mujica pensaba en su interior: “Pepe va a llegar a ser presidente”. Nunca se lo dijo, pero décadas después el tiempo le terminó dando la razón. De la “verga” que no era para él al presidente rockstar Con el colorado Julio…

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«Hasta acá llegué»: el expresidente de Uruguay José Mujica anuncia que el cáncer que padece se expandió y que no se someterá a más tratamientos

Pie de foto, José «Pepe» Mujica anunció en abril que padecía de un cáncer en el esófago. «Ya terminó mi ciclo. Sinceramente, me estoy muriendo. Y el guerrero tiene derecho a su descanso». Estas fueron las palabras del expresidente de Uruguay José «Pepe» Mujica al semanario local Búsqueda publicadas este jueves. Mujica, de 89 años, había anunciado en abril que le detectaron un tumor en el esófago. Desde entonces se ha sometido a numerosas intervenciones médicas. Ahora contó a Búsqueda que el cáncer se está expandiendo por su cuerpo y que ha decidido no someterse a más tratamientos. «El cáncer en el esófago me está colonizando el hígado. No lo paro con nada. ¿Por qué? Porque soy un anciano y porque tengo dos enfermedades crónicas. No me cabe ni un tratamiento bioquímico ni la cirugía porque mi cuerpo no lo aguanta», contó. El político retirado, quien permanece como una de las figuras más carismáticas del país y es uno de los líderes de la región más reconocidos internacionalmente, dijo: «Lo que pido es que me dejen tranquilo. Que no me pidan más entrevistas ni nada más». Con esto, se va cerrando el extraordinario ciclo político que Mujica ha recorrido por más de medio siglo, en varias etapas: de guerrillero tupamaro a prisionero torturado, de legislador y ministro a presidente de 2010 a 2015. Fue en esos años que asombró al mundo con sus discursos anticonsumo y su vida austera, que quiere conservar hasta sus últimos días. En la entrevista con Búsqueda, contó que se compró un tractor, en el cual anda «un poquito» todos los días, y que quiere dedicar el tiempo que le quede a trabajar en su chacra, ubicada en las afueras de Montevideo. A fines de noviembre Mujica habló extensamente con BBC Mundo y reflexionó: «A pesar de todos los pesares, estuve añares preso, me pasó de todo, después fui presidente. Entonces tengo que gritarle gracias a la vida.». Pocos días antes de la entrevista había cerrado otro capítulo al lograr que su proyecto de izquierda se encamine más allá de su figura con la elección de su delfín, Yamandú Orsi, como nuevo presidente de Uruguay, quien asumirá en marzo. En una conferencia de prensa, la doctora personal de Mujica, Raquel Pannone, explicó este mismo jueves que, a pesar de las metástasis, él «no tiene cambios en su vida cotidiana ni dolor». También reiteró el pedido de privacidad, diciendo: «Salgamos un poco del Pepe Mujica político y nos centremos en un señor de (casi) 90 años que está enfermo y que tiene derecho a usar su tiempo como él lo crea conveniente». En la entrevista con Búsqueda Mujica agradeció a su esposa, la ex vicepresidenta del país Lucía Topolansky, y reiteró su voluntad de ser sepultado en su chacra, junto a su perra, Manuela. «Yo me voy a morir acá. Ahí afuera hay un sequoia grande. Está Manuela enterrada ahí. Estoy haciendo los papeles para que ahí también me entierren a mí. Y ya está». Nota tomada de: BBC News

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