La deuda de agua con EU, el nuevo desafío de México ante Donald Trump

Trump. Amenazas sin sustento legal. Foto: Alex Brandon / AP México enfrenta el reto de cumplir con el Tratado de Aguas de 1944 ante la presión de Donald Trump, en un contexto de sequía y ciclos de lluvia impredecibles. La tecnificación de distritos de riego, propuesta por Sheinbaum, es una solución a largo plazo, advierte experto. De la próxima temporada de lluvias y de la destreza de los negociadores del gobierno federal depende el éxito de México para evitar que se conviertan en realidad las amenazas de Estados Unidos por la deuda de agua existente bajo el tratado que data de 1944. La negociación entre ambos países por el agua ocurre en un contexto de años de sequía en el territorio mexicano. La tecnificación de distritos de riego que la presidenta Claudia Sheinbaum puso sobre la mesa el viernes último es una opción viable para la defensa mexicana, pero insuficiente para la exigencia inmediata que hace el presidente estadunidense, Donald Trump, porque podría tener resultados hasta después de un sexenio. Coordinador del Grupo de Análisis de sobre Aguas Transfronterizas, de la Red del Agua de la UNAM, Gonzalo Hatch Kuri considera que el Tratado de Aguas México-Estados Unidos de 1944 no es un acuerdo rezagado o rebasado, es un acuerdo vivo, y con las actas que se firman en distintos años se mantiene constantemente actualizado porque se van incluyendo situaciones como la actual con los estragos del cambio climático. “Hay más de 300 actas firmadas. De hecho, de 1944 para acá, si no mal recuerdo, son casi 150 actas firmadas que revelan que, aunque el tratado son un conjunto de artículos, en realidad las actas han hecho flexible el tratado. Yo cada vez me alejo más de esa idea de decir que no ha sido revisado. El tratado está revisado o renegociado en más de 150 actas”. El factor impredecible con el que juega México no es sólo el presidente Donald Trump, sino los fenómenos naturales, como el próximo ciclo de lluvias. El otro, el del republicano, también podría estar relacionado con un asunto electoral: “El presidente Trump pues es republicano y Texas es un estado históricamente republicano; entonces, la conexión viene de ahí de los políticos republicanos texanos, que tienen que cumplirle a su electorado y entonces suben esto con el presidente”. El especialista indicó que la propuesta de la mandataria sobre la tecnificación “no es una idea descabellada”, pero tampoco es nueva. “Ahora, que rinda frutos, no creo que eso se vea de un día para otro porque los distritos de riego son muy grandes y consumen mucha agua porque hay una enorme cantidad de agricultores”, por lo que considera que le tomará “al menos un sexenio” para dar resultados. El plan presidencial apenas es una pequeña parte para cumplir con el tratado de aguas entre México y Estados Unidos, porque la sequía, recuerda el investigador, “no sólo ha estado desde hace cuatro años (como Sheinbaum admitió), tiene más de 15 o 16 años presente en este país”. Hatch Kuri. Cancelar concesiones ilegales. Foto: X / @GonzaloHK De acuerdo con el monitor de sequía de América del Norte, casi 43% del territorio nacional padece sequía. “Entonces, aquí el asunto es que la sequía ha sido un elemento que no se puede predecir como tal. Se necesitan refinar los instrumentos de la política pública de agua en México para que podamos atenuar y enfrentar los efectos negativos de la sequía. Ésa es una parte de la receta. La otra receta es la tecnificación de los distritos de riego”. El también doctor en Geografía por la UNAM expuso que en el tratado sí se han negociado los escenarios como el que hoy se vive, es decir, que muestra una salida en caso de que México no alcance la meta de entregar el agua que corresponde al ciclo actual. Los funcionarios mexicanos, encabezados por el secretario de Agricultura, Julio Berdegué, y el de Relaciones Exteriores, Juan Ramón de la Fuente, tienen en sus manos el argumento contenido en las actas. En diciembre de 1969 se firmó el Acta 234 entre ambos países, donde se reconoce, por ejemplo, que si hay un faltante al concluir un ciclo de cinco años, como es el caso, cuando inicie el siguiente ciclo México puede agregar el volumen faltante. El panorama muestra que a octubre de este año se va a cerrar el ciclo número 36, con el adeudo de casi mil 500 millones de metros cúbicos. La otra acta que México puede jugar en su favor es la 331, firmada en noviembre de 2024, en la que se acuerda: “Si hay un problema de esta naturaleza, en la cual México no pueda cumplir ni siquiera en el próximo ciclo con estos pagos, podrá utilizar, así dice, agua de dos ríos que no están aforados, es decir, no están dentro del tratado. Esos ríos son San Juan y Álamo”. Por lo tanto, “siempre que México pueda demostrar que el caudal de esos ríos no los va a utilizar, los puede liberar para que Texas los pueda utilizar”. Ante este panorama, existe el planteamiento de cómo hará México para responder, aún bajo el as legal que tiene, transfiriendo la deuda de agua al siguiente ciclo, dado que si no pudo pagar la cantidad requerida, cómo lo hará si en el próximo periodo se suma una deuda anterior a lo comprometido de manera ordinaria. Además, la incertidumbre de la respuesta que Estados Unidos dé a México tiene otro obstáculo: las decisiones unilaterales de Trump sin importar mesas de diálogo o, incluso, si hay tratados o acuerdos sobre el tema. Para ambos cuestionamientos el académico respondió: “Ahí es ya es jugar con los pronósticos hidrometeorológicos. ¿Por qué? Porque no sabemos, por ejemplo, si en el próximo periodo húmedo de este año llegue un temporal fuertísimo, huracanes fuertísimos y de repente llenen las presas internacionales que son La Amistad y Falcon y se acabó la deuda. “Ahí se llenaron las presas y, como señala el tratado, cuando las presas…

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